Entre el orgullo de género y la violencia
- Luis Eduardo Alcántara
- 20 mar 2018
- 3 Min. de lectura
En el denominado Día Internacional de la Mujer, cada 8 de marzo, hay poco que celebrar y mucho por lo que luchar. Y esto se aplica en el mundo entero, pero particularmente en países latinoamericanos, como el nuestro, ya que México destaca con números negros, tanto en hostigamiento, como en violación de derechos fundamentales y feminicidios. Esta reclamación, que debería sonar a antigua no lo es. Sobre la mesa, la cifra de los asesinatos machistas, destaca como el indicativo más extremo de la desigualdad de género.

El acoso contra las mujeres no es un asunto reciente, pero cada vez es más fácil documentarlo con el uso de celulares que captan a los probables responsables. En las últimas semanas, en las redes sociales han proliferado videos, fotografías y comentarios de mujeres que denuncian los diferentes tipos de acoso que experimentado, desde famosas actrices de telenovelas y películas, hasta algunas funcionarias públicas.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) ha dado a conocer que la violencia contra las mujeres aumentó de manera drástica en los últimos años, especialmente en su manifestación más extrema y brutal que es la privación de la vida. Si bien hubo avances normativos, estos han sido insuficientes por lo cual hace un llamado a los poderes Legislativo y Ejecutivo a revisar leyes y reglamentos en la materia. El ombudsman nacional, Luis Raúl González Pérez, llamó la atención sobre los evidentes costos de la pasividad, tolerancia e indiferencia ante las muertes innecesarias, prematuras y devastadoras de mujeres y niñas, así como el sufrimiento y pérdida para las familias.
De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, contenidos en la “Información Delictiva y de Emergencias con Perspectiva de Género”, los homicidios dolosos de mujeres en el país pasaron de 1,755 en 2015 a 2,585 en 2017, lo cual representa un incremento aproximado de 47.29% en tan sólo dos años. De este conjunto, en 2015 sólo se habrían calificado como feminicidios 389 casos, para pasar a 671 en 2017, lo que implicaría un aumento de 72.49% en el mismo periodo.
Del mismo modo, conforme la misma fuente, entre 2015 y 2017, los casos de mujeres víctimas de lesiones dolosas pasaron de 56,422 a 61,035, registrando un incremento aproximado de 8.2%. “Es hora de fortalecer los sistemas de justicia, de capacitar a la policía y a los jueces para eliminar los estereotipos y los prejuicios hacia las mujeres; es tiempo también de mejorar los servicios de apoyo a las sobrevivientes y a sus familias, de encontrar mecanismos de reparación del daño, pero, sobre todo, es momento de dedicar planes y presupuestos para prevenir la violencia contra las mujeres y las niñas”, aseguró González Pérez.
Hasta junio de 2017, el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio había contabilizado 3,174 desaparecidas en cinco estados: Estado de México, Jalisco, Colima, Guanajuato y Ciudad de México; el 70 por ciento de ellas menores entre los 10 y 17 años.
“Cuando desaparecen menores de edad nos ponen en alerta roja. Por ejemplo en la Ciudad de México y Jalisco son menores de edad entre 10 y 17 años, la media es 15 años. Para nosotras es muy importante que nos digan a cuántas ya las encontraron, qué es lo que está pasando, porque en los hechos vemos que chiquititas les ofrecen ser modelos. Aquí es que siempre la receta es: ‘se van con los novios’. En las alertas esto se ha desactivado”, informó el Observatorio.


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