
tradiciones y leyendas de la colonia
CIUDAD DE LOS PALACIOS
Dicen que Luis González Obregón levantaría del suelo poco más de metro y medio, y que era delgaducho, de hombros encorvados, largos y espesos bigotes, y extraordinariamente miope. Venía de una familia criolla guanajuatense, ciudad en que nació el 25 de agosto de 1865. Cuando contaba dos años sus padres se trasladaron a la ciudad de México, de donde Luis casi no se movería.
Siendo estudiante de Preparatoria conoció a Ignacio Manuel Altamirano, quien fue su maestro y despertó en él la afición por la historia. A principios de 1885, un grupo de estudiantes: Luis González Obregón, Ángel del Campo, Luis G. Urbina, Ezequiel A. Chávez, Toribio Esquive1 Obregón, Francisco A. de Icaza y otros menos ilustres, fundaron el Liceo Mexicano Científico y Literario, que subsistió hasta 1894. Las reuniones informales del grupo se hacían en la habitación, ya biblioteca, de "Ronzalitos", o sea Luis González Obregón, como lo cuenta "Micros".
En 1889, cuando el maestro Altamirano se iba de cónsul a Europa, el Liceo lo despidió con una velada, el 5 de agosto de 1889, que debió emocionar al maestro. González Obregón publicó un folleto que recogió los discursos y versos pronunciados en aquella noche, de viejos y
jóvenes Ángel de Campo y Guillermo Prieto, Luis G. Ortiz y Juan de Dios Peza, una espléndida carta de Justo Sierra y un discurso de Porfirio Parra, más versos de Manuel Gutiérrez Nájera y Luis G. Rubín, un discurso de José P. Rivera y versos de José M. Bustillos y Enrique Fernández Granados, y en fin los artículos y poesías que se publicaron en la prensa en aquellos días.
La biblioteca que formó González Obregón fue extraordinaria y concentrada en su mayor parte en las letras y la historia mexicanas. Además de obras de historia muy raras o de ejemplares únicos, logró reunir una colección de calendarios, de folletos de Fernández de Lizardi, de escritores literarios y de viajeros extranjeros en México, biblioteca que fue centro de consulta y de tertulia, sede de la Academia Mexicana de la Lengua, cuando parecía de ella, y lugar en que se fundó la Academia Mexicana de la Historia. Don Luis vendió su biblioteca a Luis Álvarez en 1937, casi en sus últimos días, que concluyeron el 19 de junio del año siguiente. A él le debemos ricas investigaciones sobre la fundación de la Ciudad de los Palacios, y de los orígenes de las calles de México:
"México, la ciudad que fundó Tenoch en medio de los tulares, allá en el siglo XIV, está llena de tradiciones y leyendas, hijas unas de sus gloriosos recuerdos históricos, y otras que han surgido al calor de la poesía y de la imaginación. El nombre de muchas de sus calles despierta la curiosidad del viajero, lo mismo que sus vetustos edificios consagrados, ya al culto, como los templos, ya al recogimiento, como los monasterios; ya en fin, a la beneficencia, como los hospitales y los asilos para pobres.
¡Cuántos sucesos acuden a la mente del cronista, cuando recorre nuestras avenidas o se detiene delante de las casas de aspecto ruinoso, o de las iglesias que han visto entrar y salir por su puerta muchas generaciones de fieles devotos¡ Recorre las calles y a cada paso la historia y la leyenda lo detiene y le dice: Aquí en la calle de Medinas existió la casa de la Malinche; allá en la Escuela de Medicina estuvo la Inquisición; más allá, en el Ex-Volador, se verificaron algunos autos de fe.
Las casas históricas se encuentran a cada paso, y es de sentirse que no haya en ellas una señal, una humilde inscripción que recuerde quiénes han vivido en ellas o qué sucesos notables se han verificado en los recintos. Esas calles y casas abundan en recuerdos históricos".
LUIS GONZÁLEZ OBREGÓN


